Dejamos de jugar, de hacer travesuras, de soñar. Olvidamos nuestra infancia, nuestra franqueza, nuestras locuras, porque nos hicimos mayores o por perder las ilusiones que nos impulsaban en nuestra niñez? Crece, madura y no perdamos nunca la fe y la frescura del niño que llevamos dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario